…Y subieron sobre la anchura de la tierra,
rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego
del cielo y los devoró. Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de
fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán
atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Apocalipsis versículo 20, capítulos 7-10
Eddie Hastie
se levantó sobresaltada aquella madrugada del 4 de diciembre de 1979. Había
tenido un presentimiento, o quizá una pesadilla, no lo sabía bien. Lo que tenía
claro es que sus hijos estaban en peligro. Salió corriendo de la habitación y
observó que había fuego en la casa, demasiado fuego. Eddie fue empujada por su
hijo Charlie de 15 años por una ventana. El chico volvió a por sus hermanos.
Pudo rescatar a Thomas, de 9 años que padecía una distrofia muscular que le
impedía andar. En aquel momento los bomberos entraban en la vivienda y pudieron
salvar a Charlie, Paul, de 12 años y Peter, de 8. Demasiado tarde: los chicos
presentaban quemaduras muy graves y morirían durante las dos semanas siguientes
al siniestro. Por suerte, las tres hijas de Eddie no se encontraban en casa
aquella fatídica noche.
Los bomberos
creyeron que fue un incendio accidental. Pero en la escena del suceso los investigadores
comprobaron que el incendio había comenzado en la entrada de la casa. Por lo
visto alguien había introducido parafina por la ranura de la puerta, que servía
de buzón para seguidamente, prenderle fuego.
La ciudad de
Hull no tiene buena fama en Inglaterra. Situada al noreste del país, posee unos
índices altos de violencia. La calle Selby, lugar del incendio pertenece a un
suburbio de dicha ciudad y la familia Hastie estaba muy bien adaptada a la
sociedad marginal de aquel barrio. El padre de familia, sin ir más lejos, se
encontraba en prisión cumpliendo una condena.
Ron Sagar era
el detective encargado del caso y empezó la investigación precisamente por el
vecindario. Averigüó que los vecinos odiaban a la familia Hastie por lo que
creyó que ese debería ser el comienzo de la investigación. No era tarea fácil,
ya que al haber tantas personas que odiaban a los Hastie, muchos de ellos
podrían haber sido los causantes del incendio de la vivienda, y numerosos indicios
así lo atestiguaban, aunque fueron desechados todos ellos por no ser lo
suficientemente consistentes.
La policía
local de Hull, informó entonces a Sagar de que en la centralita recibieron una
llamada anónima de un ciudadano al día siguiente del incendio, en la que
informaba de que unos hombres se bajaron de un coche marca Rover 2000 de color
rojo en la calle Selby a la hora del incendio, lo que le pareció sospechoso
dado lo solitarias que están las calles por la madrugada.
Inmediatamente
Sagar y su equipo se dispusieron a vigilar los movimientos de todos los
propietarios de vehículos de esa marca de la ciudad. Entre ellos se encontraba
un hombre que frecuentaba lugares de ambiente homosexual en zonas marginales, donde se intercambiaba sexo por dinero.
En ese
ambiente marginal urgó Sagar, hasta que dio con un joven de 19 años llamado Bruce
George Peter Lee, nombre cambiado del original Peter Dinsdale, debido a la
adoración que sentía el muchacho por Bruce Lee. El chico, presionado por el
interrogatorio policial, se vino abajo y
confesó haber incendiado la vivienda de los Hastie por venganza.
Al parecer, Peter
Lee había tenido relaciones sexuales con Charlie Hastie que lo chantajeaba por
dinero, amenazándole con divulgar por toda la ciudad que era homosexual.
Además, Peter Lee se había enamorado de la hermana mayor de Charlie, que lo
había rechazado mofándose de él y es que el muchacho padecía problemas físicos,
concretamente una hemiplejía congénita espástica, por la que cojeaba de la
pierna derecha y tenía inmovilizado su brazo derecho sobre el pecho. También
sufría de epilepsia, un leve retraso mental y otro trastorno que seguidamente
descubrirían los investigadores: piromanía, al confesar el muchacho una serie de
sorprendentes incendios que en su día fueron considerados accidentales en la
ciudad de Hull.
- El
desdichado joven confesó haber incendiado una tienda a los nueve años en la que
no hubo fallecidos.
- La madrugada
del 12 de octubre de 1973, y con 13 años de edad Peter Lee incendiaba la casa de
Richard Ellerington, de 72 años. Los bomberos no pudieron salvarle.
- Un par de
semanas más tarde, el 27 de octubre de 1973, Lee incendió la casa de David
Brewer, de 34 años de edad. Fue salvado pero murió unos días después por las
graves quemaduras sufridas.
- En 1974
quemó la casa de una anciana de 82 años, Elizabeth Rokahr. Murió por inhalación
de humo.
…Así hasta
sumar un total de 11 incendios, con un total de 26 víctimas mortales, 11 de las
cuales pertenecían a un asilo de ancianos incendiado por el muchacho infernal,
en enero de 1977.
Al preguntarle
Ron Sagar por qué había cometido dichos crímenes, Peter respondió que todas
aquellas víctimas poseían un hogar que él nunca había tenido. Y es que el joven
procedía de una familia muy desestructurada. Su madre era una prostituta que
renegó de él y a su padre nunca lo conoció. El chico había sido criado por su
abuela y pasó una infancia difícil, siendo objeto de burla y maltrato por parte
de otros niños. Provocaba los incendios porque sentía una fuerte atracción por
el fuego.
Actualmente Bruce George Peter Lee, cuenta con 55 años de edad y
aunque permanece ingresado por sentencia judicial desde 1981 en una institución
mental del Reino Unido, se le ha visto por las calles próximas a dicho centro,
por lo que se encuentra en régimen de semilibertad. Las víctimas del que a día
de hoy es uno de los asesinos más prolíficos que ha conocido el país
anglosajón, están indignadas puesto que muchas de ellas arrastran secuelas
físicas y psicológicas de por vida.
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