“Una parte de mi cerebro es roja…Cuando se pone en marcha, no
puedo hacer nada.” Estíbaliz Carranza.
No
podían imaginar los obreros antes de picar en aquella pared que tras los muros de aquel sótano se encontraban los restos desmembrados de dos individuos dentro
de un arcón congelador, además de dos armas largas y una pistola.
Cuando
la noticia del dantesco hallazgo llegó a oídos de la propietaria del local
contiguo al que se estaban realizando las obras de remodelación, no encontró
otra salida que huir. Se subió a un taxi y marchó rumbo a Italia, consciente de
que más temprano que tarde sería la persona más buscada de Austria y la mejor
opción sería salir del país.
La
detención de Estíbaliz Carranza no se hizo esperar mucho. La delató el casero
del piso donde se alojó en la ciudad de Udine que vio por televisión la noticia
del suceso con una foto de la fugitiva. La
mujer de 36 años de edad, de nacionalidad hispano-mexicana, y que regentaba la
heladería donde escondió los cadáveres, no tardó en confesar los dos crímenes.
El primero lo cometió el 27 de abril de 2008 y la víctima era su exmarido
Holger Holz, mientras estaba sentado frente al ordenador, ella le descerrajó tres
tiros en la cabeza, por la espalda. Luego, al no poder deshacerse del cuerpo,
lo descuartizó con una sierra eléctrica y congeló los restos que previamente
los introdujo en bolsas de plástico. Tiempo después los trasladó al congelador
del sótano donde fueron encontrados, en recipientes que rellenó de cemento.
Tras
el primer crimen, parece que Estíbaliz no quedó muy satisfecha con su ‘modus
operandi’ y para tratar de perfeccionar la técnica asesina, tomó clases de tiro
e hizo un curso para manejar cemento y así prepararse para el segundo
asesinato, cometido el 22 de noviembre de 2010. La víctima fue su exnovio,
Manfred Hinterberger al que mató disparándole mientras dormía en la cama.
Los
motivos por los que decidió acabar con la vida de su exmarido, parecieron ser
de índole económica, ya que le había prestado dinero a Carranza para que ésta
abriera la heladería y que no devolvió. A vecinos y amigos les diría que la
abandonó para marcharse a la India.
El segundo crimen fue en circunstancias muy similares. Discusión por dinero y ejecución. Pero esta vez, Holger se iría a vivir a Tailandia.
El segundo crimen fue en circunstancias muy similares. Discusión por dinero y ejecución. Pero esta vez, Holger se iría a vivir a Tailandia.
En
el momento de la detención en Italia, Estíbaliz Carranza se encontraba
embarazada de pocos meses de su actual novio, Roland, con el que inició la
relación entre crimen y crimen.
En
noviembre de 2012 fue condenada a cadena perpetua. En el juicio confesó los
asesinatos, su posterior descuartizamiento y ocultación de los restos en los
congeladores. Alegó que sus exparejas la habían maltratado.
Una
amiga confesó que Estíbaliz deseaba tener un hijo con su primera víctima, pero
que él no quería y que esto se convirtió en un problema.
De
su segunda víctima comentó que empezó a serle infiel, por lo que ella se mostró
agresiva y a decir que lo mataría, aunque no tomó el comentario en serio.
Los
psiquiatras dictaminaron que la condenada tiene una inteligencia por encima de
la normal, sufre graves trastornos de personalidad aunque es responsable de sus
actos y que no supo poner fin a las relaciones de una forma convencional,
advirtiendo que existe riesgo de reincidencia.
Estíbaliz Carranza escribió el libro “Mis dos vidas, la verdadera historia de
la baronesa del hielo”, por el que renuncia a cobrar tras su publicación,
cediendo los derechos a los familiares de sus víctimas. En dicho libro no
muestra arrepentimiento alguno, aunque tampoco espera la compasión ni el perdón
de nadie.
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