El narcosatanismo es una práctica pseudoreligiosa
para obtener una supuesta protección a las organizaciones criminales. Se
realizan para ello rituales de origen afroamericano en los que se utilizan
animales y/o personas para sus sacrificios.
Adolfo de Jesús Constanzo creció en
un ambiente nada favorable para tener una buena vida. Hijo de inmigrantes
cubanos, nació en Miami el 1 de noviembre de 1962 y fue bautizado por el rito
del “palo mayombe”, una religión de origen congoleño practicada por los
esclavos llegados a Cuba en época colonial.
La madre de Constanzo era
practicante de esta religión, además ingresaba frecuentemente en prisión por
cometer pequeños delitos, como robos y estafas. También practicaba ritos en los
que se sacrificaban animales, así Constanzo aprendió de su madre lo que sería
después en su edad adulta.
En 1983, siendo ya sacerdote de esta
práctica religiosa, se ganaba la vida leyendo las cartas del Tarot. Poco a poco
va obteniendo clientes de clase influyente a los que también “vende” rituales
por más de 4.000 dólares, en los que se sacrificaban animales. Sus principales clientes son poderosos
narcotraficantes que acuden a él para obtener protección y así hacerles
esquivos de la justicia.
En 1987 conoce en Matamoros a Sara
Aldrete, que se convertiría en su mano derecha. Esta ciudad fronteriza con
Estados Unidos sería la nueva residencia habitual de Constanzo y su banda. A
partir de ese momento comienzan a desparecer personas en aquella zona en extrañas
circunstancias.
En marzo de 1989 desaparecía Mark
Kilroy, un joven universitario estadounidense que se encontraba en la localidad
mejicana de viaje de fin de carrera, junto a unos compañeros de facultad. La
desaparición del chico crea un punto de inflexión en el que las autoridades
mejicanas no tienen otro remedio que iniciar investigaciones, dado que Kilroy
provenía de una familia con influencias políticas en el país vecino. Así, unos
días después son detenidos dos miebros de la banda narcosatánica, los cuales
delatan a la policía a Constanzo y Sara Aldrete, confesando que secuestran a
personas sacrificándolas para sus rituales. Poco después, en un registro
efectuado en el rancho de Constanzo se encuentran quince cadáveres, entre los
que se encuentran los restos de Mark Kilroy. También vestigios que señalaban
que allí se realizaban sacrificios humanos, como la extirpación de miembros
genitales, cerebros y otros órganos donde se preparaban caldos y brebajes. Para
finalizar los rituales y a modo de trofeos, Constanzo se hacía corbatas con sus
columnas vertebrales.
El 6 de mayo de 1989 la policía
acorrala a Constanzo y a varios miembros de su organización en un supermercado
de Méjico D.F. Tras un tiroteo y viéndose cercado, Adolfo de Jesús Constanzo
muere después de ordenar a un miembro de su banda que le dispare.
Sara Aldrete fue detenida y cumple
actualmente una condena de 647 años de prisión. Se considera inocente y víctima
de un complot policial para salvar a altos cargos de la política involucrados
en el narcosatanismo, denuncia que hizo al escribir el libro “Me dicen la
narcosatánica”.
Me ha parecido muy interesante. Y muy bien relatado, fácil y ameno de leer. Un abrazo.
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