Los días 11 y 12 de setiembre de
1683 se libró una batalla crucial en las afueras de Viena. Una coalición
formada por el Sacro Imperio Romano Germánico y la Mancomunidad de
Polonia-Lituania se unieron contra las tropas del Imperio Otomano y frenar así
su feroz expansión por Europa.
El emperador austriaco Leopoldo I se
vio en la obligación de pedir ayuda al Papa y éste organizó un ejército.
La
dura batalla se libró en las trincheras de los campamentos otomanos, que se
confiaron y no se prepararon adecuadamente para la contienda, además de que
eran inferior en número. En pocas horas diez mil soldados del ejército invasor
fueron aniquilados obligando al resto a huir.
Cuenta
la tradición que en honor a esta victoria los panaderos del lugar desarrollaron
un bollo llamado Halbmond como burla
a la media luna de la bandera otomana, lo que hoy conocemos como croissant.
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