Mary se despertó mientras
amanecía con dolor de garganta. Al parecer se había resfriado. Sus padres le
administraron una cápsula de “tylenol extra fuerte”, un analgésico para
apaciguar los síntomas, pero ocurrió todo lo contrario, la joven de 12 años
moría un rato después.
El
mismo día que fallecía Mary Kellerman, el 29 de setiembre de 1982 lo hacía Adam
Janus, de 27 años. También tomó una cápsula de “tylenol extra fuerte”, cuyo
frasco que contenía las píldoras fue a parar a casa de sus padres, donde
corrieron la misma suerte el hermano de Adam, de 25 años, y su esposa Theresa,
de 19. A
estas muertes le siguieron tres más durante los primeros días de octubre.
Los
analistas y médicos no tardaron en determinar que la causa de las muertes
fueron las cápsulas rojiblancas de Tylenol que ingirieron las víctimas, aunque
las analíticas sanguíneas determinaron que la muerte fue producida por cianuro
de potasio.
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Autor: Colin |
Estaba
claro que las víctimas no habían sido intoxicadas por un accidente, sino que quien
introdujera las píldoras contaminadas lo hizo con conocimiento de causa y
recientemente, puesto que el cianuro es corrosivo y hubiera roto las cápsulas.
A
la pregunta sobre cuándo y dónde se introdujeron las cápsulas venenosas, se
barajaron varias respuestas, algunas bastante inverosímiles. Descartada la
teoría de que pudiera haber sido en la cadena de producción, se creyó en la
posibilidad de que alguien hubiera introducido el veneno cuando los frascos ya
estaban en las estanterías de los comercios, ya que este medicamento se podía
adquirir en cualquier establecimiento y no tenía por qué ser farmacéutico.
Sobre
el autor o autores se barajó la posibilidad que fuera algún empleado de la
firma Johnson & Johnson, que por venganza hubiera actuado de esta forma.
También se pensó en alguien que representara a alguna compañía farmacéutica de
la competencia. Varios
fueron los sospechosos, como James William Lewis que envió una carta a Johnson
& Johnson nada más conocerse los casos de las primeras muertes, exigiendo un
millón de dólares para detener las muertes, pero no se encontraron pruebas para
incriminarle, aunque fue condenado a 15 años de prisión por extorsión. Dos
sospechosos más fueron investigados pero no se encontraron pruebas vinculantes
para incriminarlos.
A
día de hoy no se ha encontrado al autor o autores de los asesinatos, aunque el
caso sigue abierto.
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