Theodore Robert Cowell Bundy es
sin duda uno de los asesinos en serie más famosos de la historia criminal
mundial. Su agradable aspecto, su cara de chico bueno, su atractivo físico, su
elocuencia y personalidad manipuladora encandilaron a gran parte de la opinión
pública y medios de comunicación, quienes tendieron a suavizar su auténtica
personalidad, la de una bestia que violó y asesinó a numerosas mujeres jóvenes.
Fue un gran depravado, pervertido, sádico y nefrófilo que hizo numerosas
atrocidades sobre ellas.
Bundy nació en 1946. Hijo de un
veterano de guerra a quien no conoció. Durante los cuatro primeros años de vida
fue criado por sus abuelos maternos, quienes le hicieron creer que eran sus
padres, y la madre su hermana. En su juventud fue un buen estudiante de
Derecho, aunque no acabó los estudios. Se le conocen dos noviazgos. La primera
relación que tuvo fue con una joven de familia acomodada llamada Stephanie
Brooks, con la cual inició la relación en 1967. Dos años después ella cortó la
relación, aunque siguieron carteándose durante una buena época. Al poco tiempo,
Bundy inició otra relación aunque no duró mucho tiempo. En 1973 volvío a
reencontrarse con Stephanie con la que volvió a relacionarse pero meses después
él la abandonó, de repente.
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Ted Bundy. Departamento del Correccional de Florida |
El despertar del monstruo
El 4 de enero de 1974 asaltó la
habitación de una universitaria, Joni Lenz, de 18 años de edad, a la que golpeó
en la cabeza con una palanca metálica y la violó con la pata de una cama. La
chica sobrevivió con daños cerebrales.
Apenas un mes después asaltó nuevamente,
el cuarto de otra universitaria. Le asestó un golpe con una barra metálica,
matándola. Su cuerpo fue hallado un año después en una montaña cercana.
Entre 1974 y 1978 cometió
numerosos asesinatos en 12 estados diferentes, sin que se sepa con exactitud
cuántos fueron, aunque se calcula que entre un mínimo de 35 y un máximo de 100.
Las víctimas siempre eran mujeres jóvenes y guapas, universitarias la gran
mayoría. El modus operandi casi siempre era el mismo: se escayolaba un brazo,
escogía a su víctima y le pedía que le ayudara a colocar unos objetos que
portaba en el interior del vehículo. Su encanto personal las convencía para
subirse en su coche (un Volkswagen escarabajo de color claro), se desviaba a
algún lugar solitario, sacaba una barra metálica que escondía bajo la escayola,
las golpeaba y violaba.
A la caza de la bestia
Era el 8 de noviembre de 1974
por la noche en Murray (Utah) cuando, haciéndose pasar por policía se acercó a
Carol DaRonch, y le informó de que habían intentado robar su vehículo. Con este
pretexto le dijo que subiera a su vehículo para tramitar una serie de informes
en comisaría. La joven accedió. Una vez en el coche, Bundy la apuntó con un
revólver, sacó unas esposas y le colocó las manillas en una de las muñecas. No
tuvo tiempo para más. Carol luchó, pudo zafarse y golpearle en la cara antes de
huir corriendo. Paró un vehículo y el conductor la llevó a la comisaría más
cercana. Allí contó lo sucedido, la descripción del agresor y del vehículo.
Esa misma noche desapareció una
joven, Debby Kent, de 17 años, en el aparcamiento del instituto Viewmont, donde
había ido con sus padres a presenciar una obra de teatro. En el descanso, se
ofreció para recoger a su hermano de la escuela de patinaje a la que asistía.
Al ver que su hija tardaba, llamaron a la policía. Se personaron unos agentes
que hicieron una batida por el lugar, donde encontraron las llaves de las
esposas con las que horas antes, Bundy intentó inmovilizar a Carol DaRonch. La
directora de la obra de teatro, declaró más tarde que un hombre parecido al
sospechoso le pidió que saliera con él al aparcamiento para indentificar un
vehículo. La mujer se negó ya que estaba trabajando en la obra. Un mes después
de estos hechos, un hombre testificó ante la policía que la noche en la que
desapareció Debby Kent, vio como un Volkswagen de color claro, salía a toda
prisa del aparcamiento. Debby sigue desaparecida en la actualidad.
Ted Bundy continuó matando.
Durante aproximadamente la primera mitad del año 1975 lo hizo en el estado de
Colorado. Algunas jóvenes desparecieron para siempre, otras aparecieron
descuartizadas. Por aquel entonces, Bundy era probablemente el criminal más
buscado de Estados Unidos, pero lejos de apaciguar su compulsión asesina, se
dedicó a matar en diferentes estados, cambiando incluso de aspecto, como dejarse
crecer la barba y el cabello.
Volkswagen Beetle de Ted Bundy (National Museum of Crime & Punishment- Washington DC) Foto: Greyloch https://www.flickr.com/photos/greyloch/4842459860/# |
Detención y primer juicio
El 16 de agosto de 1975 un
policía de tráfico detuvo un Volkswagen escarabajo para hacer unas
comprobaciones. El conductor se dio a la fuga, aunque fue detenido poco
después. En el registro del vehículo, los agentes encontraron una palanca de
metal, esposas, cinta y restos de cabello de dos chicas asesinadas, Melissa
Smith y Caryn Campbell que podían incriminar a Ted Bundy. Habían cazado a la
bestia.
El 23 de febrero de 1976 fue el
día del juicio. Bundy se mostró confiado de que no había pruebas para
condenarlo. Se equivocaba. Carol DaRonch testificó, señalándole como el hombre
que intentó secuestrarla. Bundy fue condenado a 15 años de prisión, el 30 de
junio de 1976. El 22 de octubre de 1976 la policía de Colorado levantó cargos
contra él por el asesinato de Melissa Smith y Caryn Campbell.
Bundy el fugitivo
Bundy despidió a sus abogados y
decidió llevar su propia defensa. Para ello pidió permiso para visitar la
biblioteca de Aspen (Colorado). Se le concedió dicho permiso. Así, el 7 de
junio de 1976 se fugó saltando desde una ventana del edificio. Se torció un
tobillo, pero aun así estuvo 6 días fugado, hasta que fue detenido.
Por increíble que parezca, en
enero de 1977 volvió a escapar. Esta vez lo hizo trepando por los techos de la
prisión donde se encontraba recluido. El personal de la cárcel no se percató de
su fuga hasta pasadas 15 horas. Le dio tiempo suficiente para huir a Chicago y después
a Florida, donde siguió matando.
Nueva captura y final
El 14 de enero de 1977 asaltó el
edificio de la fraternidad Chi Omega, en Florida. Atacó a cinco chicas jóvenes.
Dos fueron asesinadas y una de ellas violada. Otras dos sobrevivieron pero
fueron gravemente heridas.
El 9 de febrero de 1978
secuestró a una niña de 12 años. Una amiga la vio subirse a una camioneta blanca,
aunque no vio al conductor. Dos meses después apareció el cuerpo de la chica. Tras
este crimen estuvo a punto de ser detenido pero pudo escapar. Se deshizo de la
furgoneta blanca y robó un coche, siendo detenido poco después por un policía
de tráfico al comprobar las placas de matrícula del vehículo.
El 25 de junio de 1979 fue
juzgado en Miami (Florida). Demasiadas pruebas le inculpaban. Una testigo de
Chi Omega le reconoció. Aunque él proclamaba a los cuatro vientos su inocencia,
las pruebas lo delataban. Nunca reconoció los crímenes, incluso tuvo la
desfachatez de afirmar que él era una víctima del sistema, de una farsa, de
injusticia y abuso sobre su persona.
El 31 de julio de 1979 fue
condenado a la pena de muerte en la silla eléctrica por los asesinatos de Lisa
Levy y Margaret Bowman, las dos chicas de la fraternidad Chi Omega.
El 7 de enero de 1980 fue
juzgado por el crimen de su última víctima, la niña Kimberly Leach por el que
también fue condenado a la pena capital.
Bundy continuó pregonando su
inocencia y apeló en numerosas ocasiones, hasta agotar todas las oportunidades,
utilizando sus armas encantadoras para ello, retrasando así el día de su
ejecución. Incluso trató de negociar con las familias de las víctimas aludiendo
que confesaría todos los crímenes, pero se negaron unánimemente. También tuvo
el cinismo de chantajear a la policía y al FBI de ayudarles en la captura de
otros asesinos en serie.
Los últimos días antes de la
ejecución concedió numerosas entrevistas, confesando algunos de sus crímenes
aunque siempre con ambigüedades. Finalmente, la bestia fue electrocutada el 24
de enero de 1989, en Bratford (Florida).
Referencias:
Robert
Ressler, Tom Shachtman, Asesinos en serie, editorial Ariel, Barcelona España
(2005)
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