Durante la Primera Guerra
Mundial, ocurrió un hecho insólito en la historia. Era la primera Navidad de la
Gran Guerra, en 1914. Muy cerca de la población belga de Ypres, se enfrentaban
germanos contra británicos, franceses y belgas en una de las tantas batallas
que protagonizaron en el frente occidental. De pronto, por la mañana, los
alemanes comenzaron a adornar sus trincheras con motivos navideños y abetos
iluminados que junto un lote extra de comida y licores, habían recibido por
orden expresa del Káiser. Los aliados no creían lo que sus ojos estaban viendo
y menos cuando escucharon los tradicionales villancicos que los alemanes
cantaban. Desde el lado aliado, comenzaron a entonar también canciones
navideñas, y al unísono, cada uno en su idioma con la misma melodía.
Willfred Loasby, fue el primer
soldado británico que se atrevió a salir de su trinchera desarmado para
encontrarse con el bando enemigo que hizo lo propio a 36 metros de distancia.
Allí conoció a un oficial alemán, que le regaló seis cigarrillos y una tableta
de chocolate y propuso jugar un partido de fútbol. Así se hizo. Después, la
tregua también sirvió para recuperar los cadáveres de uno y otro bando que yacían
en el campo de batalla, celebrándose ceremonias funerarias conjuntas en
territorio neutral, incluso leyeron un fragmento del salmo 23. Siguieron
intercambiando regalos, cigarrillos y licores, hasta que un oficial alemán
ordenó a los suyos que volvieran a sus puestos de combate.
La noticia corrió como la
pólvora y en cuanto llegó a oídos de los respectivos mandos, estos dieron
escarmiento a los participantes. Muchos de los combatientes franceses fueron
ejecutados y los alemanes, destinados al frente oriental. Asimismo se
censuraron las noticias que iban a ser publicadas en los medios escritos;
muchas cartas de los soldados que dejaron testimonio informando a sus
familiares, fueron quemadas, además de otros tantos negativos de fotografías
tomadas por algunos soldados, se confiscaron. Algunas de estas misivas, sin
embargo han sobrevivido hasta nuestros días. Precisamente la del primer soldado
aliado que osó salir de su trinchera, Willy Loasby, fue subastada en 2014 en
Inglaterra por unos 25.000 euros.
El 17 de diciembre de 2014, el
presidente de la UEFA Michel Platini convocó un partido para conmemorar ese
hecho en su primer centenario, celebrándose en Ypres, donde se homenajeó a los
combatientes que participaron en aquella batalla y posterior tregua, de aquel
frío día de Navidad.
Por cierto, los alemanes ganaron
3 a 2 en 1914, pero como se suele decir en estas ocasiones, el resultado es lo
menos importante.
Fuentes:
Revista Muy Historia, pp. 66,
número 17/2008.
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