En abril de 2012 eran detenidos
en la localidad brasileña de Guaranhuns un trío de amantes (un hombre y dos
mujeres) de una secta de la que sólo ellos formaban parte. Así a Jorge da
Silveira e Isabel Pires, ambos de 51 años de edad y Bruna da Silva, de 25 se
les acusaba de asesinar a dos mujeres, de las que posteriormente comieron
varias partes de sus cuerpos y prepararon empanadas que comieron ellos mismos y
una niña que convivía con los sectarios, además de venderlas a algunos vecinos.
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Bruna da Silva, Jorge da Silveira e Isabel Pires, tras ser detenidos. |
En el domicilio del trío criminal, la policía encontró un libro de 50 páginas
titulado “Las revelaciones de un esquizofrénico”, escrito por el detenido, que
cuenta con estudios superiores y es experto en artes marciales. En dicho libro
se explicaban los detalles de las acciones del trío y además contaba con
dibujos ilustrativos. También se relataba que el asesino escuchaba voces y su
obsesión por matar a mujeres. Al parecer, registró la obra ante notario, por lo
que fue puesta a disposición de la policía, quien inició la investigación y un especial seguimiento sobre
Negromonte y su secta.
Una vez detenidos, los tres
confesaron los crímenes a la policía, alegando que lo habían hecho por la “purificación del mundo y reducción de
su población”. También declararon que su objetivo era sacrificar a tres mujeres
por año. Los cuerpos de las dos víctimas fueron encontrados en el jardín de la
vivienda. Tras acabar las labores de investigación en el domicilio, vecinos de
los caníbales prendieron fuego a su casa en señal de ira y repulsa. Para llevar
a cabo los crímenes, captaron a las mujeres con el pretexto de ofrecerles
trabajo como niñeras y fueron elegidas porque “un espíritu les advertía que
eran malas personas”, según confesión de los acusados.
La niña de cinco años que
convivía con el grupo criminal era al parecer hija de una de sus víctimas,
asesinada en 2008 en la ciudad de Olinda, a la que dieron muerte estando la
pequeña –que entonces contaba 18 meses- presente. Luego, la estuvieron
alimentando con la carne de su madre muerta, durante unos días.
Posteriormente, se les acusó de
asesinar a un total de siete mujeres, aunque en el juicio solamente se pudieron
probar tres. Jorge da Silveira fue condenado a 23 años de prisión, e Isabel y
Bruna, a 20 por la justicia brasileña en noviembre de 2014.
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