En 1985 y durante dos años, se
sucedieron una serie de crímenes en la ciudad india de Bombay relacionados
entre sí. Tenían en común el ‘modus operandi’ y el tipo de víctimas: todas eran
personas sin hogar que fueron asesinadas aplastando sus cráneos por una piedra
de considerables dimensiones.
La primera víctima fue
sorprendida mientras dormía en el barrio de Sion, donde su cabeza fue aplastada
por una piedra de unos 30 kg., que fue encontrada ensangrentada a pocos metros.
Así, fueron asesinadas hasta seis
personas antes de que la policía encontrara un patrón común en todos los crímenes
pero sin pista alguna para atrapar a algún sospechoso. Un camarero sin hogar sobrevivió
a un ataque brutal mientras dormía en una calle de Sion, lo que albergó
esperanzas de que tras la declaración de lo sucedido pudiera dar información
valiosa para tratar de atrapar al asesino, pero no, el hombre no pudo ver a su
agresor dado que la zona no estaba bien iluminada.
A mediados de 1988, los asesinatos
se detuvieron y la policía no pudo encontrar a ninguna persona relacionada con
los asesinatos.
Los asesinatos de Calcuta
En junio de 1989 apareció una
persona asesinada en las mismas circunstancias que los crímenes sucedidos en
Bombay. Durante los seis siguientes meses de ese año morirían doce personas más.
Todas eran personas sin hogar que sufrieron el mismo ataque: una gran piedra en
unos casos o losa de hormigón, en otros, fueron arrojadas sobre sus cabezas
mientras dormían al raso. Como es lógico, se relacionó con los crímenes
ocurridos en Bombay.
La policía de Calculta, a
diferencia de la de Bombay, pudo detener a varios sospechosos, aunque todos
fueron puestos en libertad por falta de pruebas. A día de hoy los crímenes
siguen sin resolverse.