No se había recuperado aun la
sociedad canadiense del ataque a la escuela de Brampton en mayo de 1975, cuando
el 27 de octubre de ese mismo año, otro estudiante, esta vez en la capital del
país, Ottawa, atacó su propio instituto.
Robert Poulin, un estudiante de
18 años de edad, era un chico aparentemente normal. Provenía de una familia de
clase media, de padre militar y madre enfermera. Tenía tres hermanas, dos más
mayores y otra más pequeña que él. El chico tuvo varios trabajos en los que se
le recuerda como un buen empleado y sacaba buenas notas en el instituto. En el
ámbito social Robert tenía su grupo de amigos. En definitiva era un chico
aparentemente normal, aunque había algo que le frustraba: no tenía suerte con
las chicas. Estaba acomplejado por una anomalía en el pecho y es que padecía de
‘tórax en quilla’ o dicho vulgarmente “pecho de paloma”, además de tener un
defecto en la visión (usaba gafas de “culo de botella”).
Su meta profesional era llegar a
ser piloto de combate, como su padre. Se alistó en la milicia Cameron
Highlanders pero más tarde fue rechazado en su intento por ingresar en la
escuela de oficiales, principalmente por su inmadurez. Debido a ello, Poulin
entró en un profundo estado de depresión, sacando a la luz su lado más oscuro.
A las 14:30 horas, del 27 de
octubre de 1975, Robert Poulin entró en el instituto donde estudiaba, San Pío
X. De una patada abrió la puerta de una aula y comenzó a disparar con una
escopeta de cañones recortados. Después de cargar cuatro veces y disparar otras
tres contra sus compañeros, el último tiro de gracia se lo reservo para sí
mismo, en el pasillo, sobre su cabeza. Cinco estudiantes fueron heridos y uno
no sobrevivió, además del propio Poulin.
Antes del tiroteo, Poulin
secuestró a una amiga suya, Kim Rabot, a la que ató a su cama, agrediéndola
sexualmente para luego matarla a puñaladas.
Posteriormente, la policía en un
registro efectuado en su habitación pudo comprobar que estaba obsesionado con
el sexo y la pornografía. Encontraron un total de 250 revistas y libros
pornográficos, cuatro juegos de esposas, una caja repleta de ropa de mujer, una
muñeca hinchable, un vibrador, y una lista con los nombres de 18 chicas. Aunque
no habían prueblas concluyentes, varias de esas niñas habían recibido llamadas
telefónicas obscenas que se detuvieron después del suicidio de Poulin. También
hubieron denuncias sobre agresiones e intentos de violación en un bloque de
pisos, por parte de un joven que ocultaba su rostro con un pasamontañas, cuya
descripción física correspondía con la de Poulin.
Un diario personal de Robert
también fue encontrado, en el que se podía leer los deseos del joven por violar
a alguna chica, y que cuando lo hiciera cubriría su cabeza con un pasamontañas,
además de sus tendencias suicidas, ya que veía la muerte como algo positivo,
que calificó de “verdadera felicidad” y en la que deseaba además que asaltaran
su propia casa y la quemaran porque deseaba que su familia sufriera.