Por fin Ian consumaría lo que
debía ser su fantasía final. Su perversa mente había ido construyendo
lentamente con el tiempo, lo que él llamaba el ‘placer supremo’. Su pareja iba
a ser la cooperadora necesaria para alimentar su sed sádico-sexual.
Ella iría con la furgoneta
delante, él detrás con la motocicleta. La primera víctima fue Pauline Reade, de
16 años de edad. Myra la persuadió para que subiera al coche. Le dijo que había
perdido un guante y que la necesitaba para ayudarla a encontrarlo, a cambio le
regalaría algunos discos de música. La joven accedió. Poco después fue agredida
sexualmente a la vez que torturada hasta que Brady le cortó la garganta.
Finalmente la enterraron en la pradera de Saddleworth. Al regresar, lavaron el
coche para no dejar huella. El arma asesina y la ropa de la víctima fueron
quemadas.
Myra que siempre complacía a
Ian, fuera cual fuera su petición, creía que esta vez su pareja iba a estar si
cabe más contenta. Pero no fue así, Ian enfrió su relación con Myra. Empezó a
visitar el bar gay “Rembrandt”, en Manchester. A su regreso, tan sólo le dijo a
Myra que la próxima víctima debía ser más joven. Pauline había ofrecido
demasiada resistencia.
Cuatro meses después, el atardecer
del 23 de noviembre de 1963, John Kilbride, de 12 años desapareció en un
mercado de Ashton-under-Lyne (Lancashire). Hindley y Brady se ofrecieron para
llevar al chaval a casa con su vehículo, con el pretexto de que sus padres
estarían preocupados por él. Como la anterior víctima, fue violado, asesinado y
enterrado.
El 16 de junio de 1964, recién
cumplidos los doce años, Keith Bennett desapareció cuando se dirigía a casa de
su abuela en Longsight, Manchester. Hindley lo atrajo hacia su vehículo, donde
Ian aguardaba en la parte trasera, pidiendo ayuda para cargar unas cajas;
después ella prometió llevarlo a casa. La realidad era otra. El muchacho fue
violado y asesinado en un paraje de Saddleworth Moor.
Poco más de medio año después,
el 26 de diciembre de 1964, Myra y Ian fueron a un recinto ferial en busca de
otra víctima. Encontraron a Lesley Ann Downey, de 10 años. Cuando se aseguraron
que estaba sola, se acercaron y deliberadamente dejaron caer algunos paquetes
cerca de ella. Seguidamente, la convencieron para que les ayudara a llevar la
compra a su casa. Una vez allí, fue amordazada y forzada a posar para
fotografías mientras era agredida, asesinada y después, enterrada.
La tarde del 6 de octubre de
1965, Hindley y Brady se dirigieron a la estación central de Manchester. Ella
esperó en el coche mientras él se dirigió a secuestrar a una nueva víctima. Minutos
después, Ian accedió al vehículo con Edward Evans. Fueron a su casa y una vez
allí Ian llamó por teléfono a su cuñado, David Smith para que viniera a recoger
unas botellitas de licor en miniatura que tanto le gustaban. Una vez en casa de
la pareja asesina, observó como Brady asesinaba al muchacho con un hacha. El
chico era corpulento, y luchó inútilmente por su vida. Brady se torció un
tobillo en un forcejeo por lo que acordó con su cuñado que a la mañana
siguiente le ayudaría a transportar el cuerpo. Smith salió horrorizado de allí.
Por la madrugada, decidió llamar a la policía desde una cabina telefónica
cercana y contar lo ocurrido.
La detención
La mañana del 7 de octubre de
1965, poco después de la llamada de Smith, el superintendente Bob Talbot de la
policía de Cheshire, junto con otro oficial se presentaron en casa de Brady. Se
identificaron como policías y pidieron permiso para entrar ya que les habían
avisado por unos disparos de escopeta ocurridos en la zona y estaban
comprobando en las viviendas de la zona las armas que pudieran haber. Brady les
dejó pasar sin problema y registraron la casa. Al llegar a la habitación donde
estaba el cuerpo de Evans, comprobaron que estaba cerrada con llave. Pidieron a
Brady que abriera la puerta. No le sirvió de nada la excusa de que la llave
estaba en su lugar de trabajo. Cuando abrió, los oficiales vieron horrorizados
la escena.
Brady quedó detenido, no así
Myra que quedó en libertad con cargos. Los dos alegaron que fue un accidente
tras una pelea con el chico. También intentó inculpar a su cuñado.
En el registro posterior de la
vivienda, encontraron fotografías de índole sexual y una grabación de 13 minutos
de Lesley Ann Downey gritando y pidiendo ayuda. Además, encontraron un libro
escolar con el nombre de John Kilbride y otras fotografías de Saddleworth Moor,
donde habían sido enterrados los otros cuerpos, lo que hizo sospechar a los
investigadores que habrían más víctimas y el lugar donde podrían estar
enterradas. Ciento cincuenta policías fueron llamados para buscar en el páramo.
Los asesinos fueron llevados en varias ocasiones para que confesaran los
lugares exactos donde enterraron a las víctimas. Myra señaló en una de las
ocasiones los sitios elegidos por su compañero para enterrar los cuerpos.
El 16 de octubre de 1965 la
policía localizó el cuerpo de Lesley Ann Downey. Cinco días después
descubrieron el cuerpo de John Kilbride. Con la llegada del frío, se cancelaron
las búsquedas en noviembre.
La sentencia
El juicio duró 14 días,
iniciándose el 19 de abril de 1966. Ian Brady fue hallado culpable de los tres
asesinatos sobre Downey, Kilbride y Evans, y Myra Hindley de asesinar a Downey
y Evans. Los dos fueron condenados a cadena perpetua. Al finalizar el juicio,
el juez Fenton Atkinson describió los asesinatos como un “caso verdaderamente
horrible” y señaló a los culpables como “dos sádicos asesinos de la máxima
depravación”. Afirmó que Brady era “malvado más allá de lo imaginable” y que no
veía ninguna posibilidad razonable de reforma, no así pensaba de Hindley, de
quien dijo que podría llegar a reinsertarse “una vez estuviera fuera la
influencia de Brady”.
La investigación posterior
En 1985, la policía del Gran
Manchester (GMP) reabrió el caso, después que Brady confesara a Fred Harrison,
un periodista del ‘The Sunday People’, que también había asesinado a Pauline
Reade y Keith Bennett, algo que la policía sospechaba, aunque no tenían ninguna
pista que llevara a inculpar a Brady.
Los investigadores se centraron
más en Myra Hindley y la interrogaron. El punto de partida era enseñarle las
fotografías encontradas en la casa de los asesinos cuando fueron detenidos,
aquellas en las que aparecían los páramos de Hollin Brown Knoll y Shiny Brook,
aunque no recordó si allí pudieran estar enterrados los cuerpos de las demás
víctimas. Myra, ante el temor de que Ian acabara cooperando con la policía,
quería asegurarse de que sólo ella pudiera obtener algún tipo de beneficio y
que no fuera perjudicada, por lo que accedió a visitar el lugar y realizar una
reconstrucción de los hechos.
Myra hizo dos visitas. La
primera el 16 de diciembre de 1986 en Saddleworth Moor. La segunda en marzo de
1987 en Hollin Brown Knoll y Hoe Grain fue donde ella recordó estar sentada al
lado donde Brady estaba enterrando a la primera víctima, Pauline Reade. Desde
allí podía ver las rocas de Holloon Brown Knoll.
Finalmente, el 1 de julio de
1987, después de más de 100 días de búsqueda, encontraron el cuerpo de Pauline
Reade a tan sólo 90 metros del lugar donde fue hallado el cadáver de Lesley Ann
Downey. Tras el hallazgo de Reade, Ian Brady se ofreció para colaborar en la
búsqueda de la única víctima que faltaba por localizar, pero las dos ocasiones
en las que visitó el páramo, no se implicó en la búsqueda, alegando que el
lugar había cambiado demasiado, y la segunda vez que, el 1 de diciembre de 1987
fue incapaz de localizar la tumba.
En 2003 se lanzó la Operación
Maida, y se volvió a buscar el cuerpo de Keith Bennett. Ayudándose de equipos
sofisticados de rastreo, incluyendo un satélite de búsqueda por movimiento del
suelo. El 1 de julio de 2009 finalizaron la batida alegando los investigadores
que “sólo un gran avance científico o nueva evidencia reiniciaría la búsqueda”,
aunque el hermano de la víctima, Alan Bennett afirmara que nunca dejará de
buscar su paradero.
Myra Hindley
Myra Hindley nació en Crumpsall
(Manchester), el 23 de julio de 1942. Fue maltratada en su infancia por su padre,
alcohólico. La situación económica de la familia era precaria, y Myra fue
enviada al cuidado de sus abuelos. Su infancia y adolescencia transcurrió
dentro de la normalidad hasta que conoció a Ian Brady en Millwards, la misma
compañía donde trabajaba Brady. Pronto se enamoró de él, y el amor se convirtió
en obsesión. Poco a poco se fueron aislando de su entorno y empezaron a
delinquir juntos, concretamente a atracar bancos. Hindley afirmó que Brady
comenzó a hablar de “cometer el asesinato perfecto” en julio de 1963. Ya en
aquella época estaba totalmente abducida por la personalidad de su novio. Había
leído “Mein Kampf”, todo sobre el Marqués de Sade y mucha literatura nazi,
además de teñirse el pelo rubio y vestir ropa alemana para complacerle, y aceptar
una relación sexual basada en el sadomasoquismo.
El 15 de noviembre de 2002 muere
de un paro cardíaco, tras una enfermedad pulmonar.
Ian Brady
Ian Brady nació en Glasgow, el 2
de enero de 1938. Su madre, Margareth Stewart era soltera. La identidad del
padre nunca fue confirmada. La madre de Brady siempre dijo que murió tres meses
antes de dar a luz. El pequeño Ian apenas tuvo su afecto, ya que contando con
pocos meses de vida lo dejó al cuidado de unos amigos que eran padres de cuatro
niños, aunque lo visitaba a menudo durante su infancia. Creció siendo un niño
problemático. En su adolescencia tuvo varios trabajos, y ya con 17 años
atesoraba un buen curriculum de delitos menores. A esa edad fue puesto en
libertad condicional después de cumplir una pena, con la condición de que
viviera con su madre en Manchester. Margareth, por aquel entonces estaba casada
con Patrick Brady –de quien Ian tomó el apelldio-, quien le proporcionó un
trabajo. Después de cometer varios delitos más, decidió estudiar contabilidad y
entró a trabajar como oficinista en una compañía de distribución de productos
químicos. Era considerado por sus colegas como un tipo raro y de hecho lo era.
Por aquel entonces se dedicó a la lectura del “Mein Kampf”, de Hitler –al que
idolatraba-, además de las atrocidades nazis.
En 1985, después de casi veinte
años en prisión fue declarado enfermo mental y trasladado a una institución
psiquiátrica de Broadmoor, donde permaneció hasta el día de su fallecimiento,
el 15 de mayo de 2017. Murió tras una larga enfermedad, llevándose a la tumba
el secreto del lugar donde enterró a Keith Bennett.
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