Ivo Poppe, de 61 años de edad y que sufre de cáncer de
próstata, fue sentenciado por un tribunal de Brujas a 27 años de cárcel por el
asesinato de cinco ancianos, entre ellas su suegro y su propia madre. Se valió
de sus profesiones de enfermero y diácono de la iglesia católica después para
matar, según él para evitar sufrimiento a sus víctimas, la típica excusa de
este tipo de asesinos, denominados ángeles de la muerte, dada su dedicación
profesional como cuidadores para satisfacer sus deseos criminales.
Los crímenes comenzaron hace años en una clínica de la
pequeña ciudad belga de Menen, donde trabajaba Poppe. La primera víctima del entonces
enfermero fue Maurice Vanhaverbeke, de 79 años de edad, cuando en el lejano mes
de septiembre de 1978, Poppe la ahogó con una almohada. El siguiente en pasar
por la güadaña del sanitario fue otro anciano, Leo Vanhaverbeke, de 81 años, el
17 de mayo de 1986; en esta ocasión utilizó un medio más sofisticado:
inyectarle aire en las venas a través de un catéter. Si estos crímenes ya son
de por sí horribles, mayor agravante es que este matrimonio de ancianos eran
parientes de su verdugo.
La siguiente víctima conocida fue Marguerite Blondeel, de 84
años, en marzo de 1996, que curiosamente confesó Poppe a los investigadores
pero que fue absuelto por esta causa. También confesó el crimen de Irma
Parmentier, de 74 años, ocurrido en diciembre de 1993; el de su suegro en
Gerard Vercaemer (80) en abril de 2004 y el de su propia madre Ivonna Vanhaverbeke
(90), que fue la última víctima el 27 de enero de 2011. Todos estos asesinatos
los cometería siendo ya diácono de la iglesia católica y en el hospital
Sint-Joris de Menen.
Todos los crímenes los confesó a su psiquiatra, al que
acudía por unos problemas de stress laboral. El facultativo no dudó en advertir
a la policía de dichas confesiones, por lo que fue detenido en 2014, confesando
el asesino de un total de 10 ancianos, pudiéndose demostrar tan sólo la mitad de ellos.
Finalmente, el 1 de febrero de 2018 fue condenado a solamente
27 años de prisión, alegando el tribunal su pobre estado de salud y sus
difíciles años de infancia.