Karel Charva buscaba una escuela
donde perpetrar una masacre. Por la mañana temprano alquiló una furgoneta
Volkswagen. Se supone que escogió la escuela de secundaria Freiherr-vom-Stein
de Eppstein al azar. Para ello iba armado con dos pistolas semiautomáticas
Smith & Wesson y Astra, con mucha munición.
A las 10:45 del 3 de junio de
1983, estacionó el vehículo en la entrada del instituto, entró en el recinto y
se dirigió al aula donde el profesor Franz-Adolf Gehlhaar impartía una clase de
inglés y disparó al maestro, quien se enfrentó a Charva y le rogó que no
disparara a los chicos. Tras descerrajarle siete disparos y golpear su cuerpo
en diversas ocasiones, comenzó a disparar sobre los alumnos, matando a tres e
hiriendo a otros trece. Alarmado por los disparos, un maestro que impartía
clases en un aula contigua, se dirigió al lugar para tratar de ayudar pero fue
recibido a tiros, siendo asesinado. Seguidamente, un policía que impartía clases
de seguridad vial en otra aula, corrió la misma suerte que el maestro.
Karel Charva |
A las 11:15 y tras una
negociación fallida con las unidades de policía que acudieron a la escuela, el
asesino se retiró a otra aula, frente a la
que había cometido la masacre y se suicidó pegándose un tiro en la boca.
El balance criminal fue de cinco personas asesinadas, otras catorce heridas y
más de treinta niños sufrieron un shock. El primer maestro en recibir los
disparos, pudo salvar su vida.
Karel Charva era un refugiado
checo que huyó a Alemania Occidental después de que interviniera en los
incidentes de la Primavera de Praga de 1968, en la que intervino militarmente el
ejército soviético. Se le otorgó el estatus de refugiado político en 1971.
Trabajó en la localidad de Darmstadt como taxista mientras estudiaba para ser
maestro. En 1976 fue arrestado por aflojar las tuercas de las ruedas delanteras
de dos vehículos. El motivo por el que lo hizo, no se sabe con certeza. Se
sospecha que fue por algún motivo político.
En 1981 se instaló en Frankfurt,
donde trabajó como guardia de seguridad. Sus vecinos lo recuerdan como una
persona solitaria y reservada que escribía con máquina de escribir por las
noches y estudiaba para convertirse en maestro. También fue socio de un club de
tiro. Por ello compró de forma legal las dos pistolas con las que cometió la
masacre. Varios testigos afirmaron que en las últimas semanas anteriores a los
atentados se había vuelto cada vez más agresivo.
Se desconocen los motivos por los
que cometió el tiroteo. Posiblemente la ira reprimida y la frustración
desembocaron en un trastorno que le llevó a tan fatal desenlace.
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