Nació el 22 de enero de 1962 en
Clifton Borge (Virginia), hijo de un minero que murió antes de que
Bowles naciera, víctima de una enfermedad pulmonar fruto del duro
trabajo en las minas. Este terrible desenlace marcaría su vida para
siempre.
Se crió en otra ciudad de Virginia,
Rupert. Su madre se casó varias veces y su segundo padrastro fue
un alcohólico violento que abusaba a toda la familia. Harto de las
palizas, cuando contaba con trece años de edad le hirió de gravedad
tras una refiega. Marchó de casa al ver que su madre no quería
separarse. En los años
venideros se dedicó a la prostitución con
homosexuales.
En 1982 fue ingresado en prisión por
maltratar a su novia, y allí pasó 6 años. Fueron los inicios de
una carrera criminal que ya no abandonaría. En
1991 fue condenado a cuatro años por el robo de un bolso a una
anciana. En dos años salió en
libertad.
Los asesinatos
Bowles comenzó a matar el 15 de marzo
de 1994, en Daytona Beach, Florida. Todas sus víctimas fueron
hombres homosexuales. El primero fue John Hardy Roberts, de 59 años,
quien le había ofrecido un lugar temporal donde vivir. Lo golpeó y
estranguló. Luego le robó una tarjeta de crédito. No se molestó
en tomar precauciones para evitar ser identificado pues la policía
encontró numerosas huellas suyas en la escena del crimen, por lo que
desde el primer momento supieron quién fue el asesino. Sin
embargo, antes de ser atrapado, cometería cinco crímenes más en
seis meses.
Los siguientes asesinatos serían
itinerantes, en diversos estados. Todas las víctimas residían cerca
de la autopista I-95, de ahí que la policía le nombrara ‘el
asesino de la I-95’. El ‘modus operandi’ siempre fue el mismo:
golpear y estrangular a sus
víctimas. Mató a David Jarman, de 38 años en el condado de Nassau,
Florida; a Milton Bradley, de 72 en Savannah, Georgia; Alverson
Carter, Jr, de 47 en Atlanta, Georgia; Albert Morris, de 38 en
Wheaton, Maryland y la última víctima Walter Jamelle Hinton en
Jacksonville Beach, Florida. La policía iba tras él pero siempre
lograba huir y no fue hasta después del último crimen que lograron
detenerle, el 22 de octubre de
1995. El criminal confesó todos los crímenes.
Juicio
y sentencia
En mayo de 1996, Bowles se declaró
culpable del asesinato de Walter Jamelle Hinton, ocurrido en
noviembre de 1994. Por ello fue condenado a la pena capital pero la
Corte Suprema de Florida revocó la sentencia al permitir que el
jurado popular que le juzgaba supiera que Bowles odiaba a los
homosexuales y que sus víctimas lo eran. Se le otorgó una nueva
audiencia pero no cambió nada. En 1999 de nuevo, se
le condenó a pena de muerte.
Finalmente, el 22 de agosto de 2019,
Gary Ray Bowles fue ejecutado mediante inyección letal en la prisión
estatal de Florida de Starke. Su última comida fueron tres
hamburguesas con queso, patatas fritas y tocino.