Nacido en la ciudad china de
Mianyang en 1949. No se conoce ciertamente nada de su infancia, en la que
presumiblemente tuvo una vida mísera y carente de un hogar normal. En su
adolescencia fue un prófugo de la justicia por la comisión de delitos menores,
hasta que ya en la edad adulta ingresa en prisión en 1980 por estafa,
homicidio, secuestro y trata de blancas.
En prisión no se le ocurre nada
mejor que abrir un consultorio médico convenciendo a los demás reclusos que
tiene un don para curar. Así, en 1997, cuando sale en libertad se frota las
manos pensando en la cantidad de yuanes que va a ganar a costa de la salud de
los inocentes ciudadanos que van a pasar por su nueva consulta. Ni corto ni
perezoso abre dos clínicas al norte de China, en la provincia de Shaanxi. Pero
en febrero de 1998 fueron clausuradas por la autoridad local debido a la
ilegalidad del negocio, ya que se empieza a sospechar que varios pacientes de
Wanlin han muerto por la ingesta de hierbas que éste les ha recetado, las
cuales contienen altas dosis de sulfato de sodio, que en grandes cantidades es
venenoso.
En junio de 1998, Hu Wanlin se
establece en la ciudad de Shangqiu, en la provincia central de Henan. Allí se
presenta como sanador del rito qigong, una práctica sanatoria ancestral
consistente en la meditación, la respiración y el ejercicio físico, pero claro
a veces se puede complementar con ciertas dosis de terapia herbicida. A sus
pacientes les convence que con sus técnicas puede curar el cáncer, el SIDA y
otras dolencias. Wanlin se viene arriba y abre dos clínicas en dos ciudades de
la provincia de Shaanxi: una en Taiyuan, donde mueren 20 pacientes y otra en
Zhongnanshan, con 146 víctimas; las dos son cerradas por la policía.
Rápidamente se traslada a otra ciudad, Shangqiu, donde es contratado en un
centro médico; allí otros 30 pacientes que están bajo su cuidado, mueren.
En 1999 fue detenido y en octubre
del año 2000 incomprensiblemente es condenado a 15 de años de prisión y una
multa de 150.000 yuanes (19.000 €), a pesar de las pruebas policiales y de
testigos de víctimas aportadas.
En 2011 fue liberado y como no,
siguió practicando el curanderismo. Esta vez haciendo creer que el agua causa
enfermedades. Con este pretexto hacía que sus pacientes se deshidratasen con
una “medicina mágica” a base de sales. Así, murió un joven de 22 años cuya
autopsia practicada se descubrió en su cuerpo gran cantidad de sal. En
noviembre de 2014 fue nuevamente condenado a 15 años de prisión y otra multa.
En China, el seguro médico
público es muy limitado y no hay una cobertura sanitaria total. Por esta causa
unida a una creencia muy arraigada en la sociedad a las técnicas curativas
ancestrales, la población china se ve
empujada a utilizar la medicina tradicional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario